El perro andaluz (Polismos)

No, no se trata de un error. Vamos a hablar de El perro andaluz y no de Un perro andaluz. El perro andaluz era el título de un libro de poemas que Luis Buñuel estaba escribiendo hacia 1927, y que tenía la intención de publicar.
Debemos recordar que Luis Buñuel se negó durante bastantes años a que se editara su obra literaria. Pensaba que la idea de editarla estaba…inspirada más que por el interés objetivo de una antología de mi "obra literaria", por una cierta sim­patía hacia mi cine. No creo en cambio que mis "escritos" tengan valor por sí mismos aunque bien pudieran completar una biografía.
Retrato de Buñuel por Man Ray
Hubo que esperar casi al final de su vida para que aceptara. Cuenta Agustín Sánchez Vidal que cuando preparaba la edición de la Obra literaria[1] de Luis Buñuel, este le confesó: Hoy puedo tener alguna importancia como cine­asta, pero hubiera dado todo gustoso a cambio de ser escritor. Es lo que realmente me habría gustado ser. Porque el mundo del cine es muy agobiante, hace falta mucha gente para rodar una película. Y envidio al pintor o al escritor que pueden trabajar ais­lados en su casa. Pero no valgo para escribir. Me repito. Lo que a un escritor le cuesta dos minutos a mi me cuesta dos horas.[2]
El perro andaluz no fue el primer título  que Buñuel pensó para su libro. Su título inicial era Polismos (varios ismos), como muestra de eclecticismo vanguardista  y no está muy claro el contenido definitivo que tendría el libro, pero por lo que conocemos por ahora incluía poemas en verso y en prosa.
No se han encontrado muchas de las cartas que Buñuel escribió a sus amigos en la segunda mitad de la década de los años veinte, pero vamos a bosquejar lo que sabemos del libro, a partir de algunas de las que se conservan:
·         El 21 de septiembre de 1926, Dalí le escribe a Buñuel (se respeta la ortografía del pintor):
"Perdon Buñuel, pero el polismo o no lo entiendo o es algo con poco interes y novedad, me parece una prolongacion depurada de aquello tan conocido: Era de noche y sin embargo llovia, una manada de cerdos revoloteaba ect., ect." [sic].
Esta carta nos indica que Buñuel le enviaba algunas de las cosas vanguardistas que iba escribiendo y que, por lo que parece, llamaba polismos. Eso quiere decir que un año antes de lo que se pensaba, es decir, en 1927, el año fetiche de la generación ídem, Buñuel ya andaba con sus experimentos vanguardistas anti-clásicos y anti-tradicionales en la senda marcada por Ramón Gómez de la Serna, a quien sin duda primero imita y luego replica con ese prefijo "poli" como mejor escudo irónico; ni Góngora, ni Juan Ramón, ni por supuesto Federico: su línea está en la ruptura, en lo más avanzado e iconoclasta, en fusionar, diríamos ahora, todos los ismos posibles. Y en efecto, cada uno de esos ejercicios poéticos tiene algo de "ramoniano" pero también de todo lo que se cocía en París por aquellas fechas picassianas y surrealistas.[3]
Buñuel en 1928
·         El 28 de julio de 1927, en carta a su amigo el librero León Sánchez Cuesta, se lamentaba de que sus trabajos de crítica cinematográfica no le dejaba mucho tiempo para avanzar en su libro  Polismos. Tenía intención de publicarlo en octubre de 1927, aunque desconocía la editorial:
Preparo un libro para octubre si como hasta ahora tengo ratos libres. Llevo hecho más de la mitad. Título, “Polismos” (narraciones), que a Ud. no le gustan, reconociendo por mi parte que no se los leí nunca. Lo editaré en Litoral o en La Gaceta. Lo dedico a (Juan) Vicens, Sánchez V. (entura) y Pepín (Bello). ¿Hace Ud. ediciones? (St. Michel de Greves, 28-7-27, carta a L.S. Cuesta).
·         El mismo día le dirige otra carta a Pepín Bello:
Estoy haciendo un libro titulado “Polismos”. Narraciones para publicar en septiembre si mi oficio me deja libre algunos ratos. Creo quedará muy bien. Lo dedico a Sánchez Ventura, a Vicens y a ti. Llevo hecho más de la mitad. Abrazos y hasta París.
El hecho de que las dos cartas, escritas el mismo día, tengan prevista fecha de publicación diferentes, octubre en una y septiembre en la otra, me hace pensar que ni una ni la otra, es decir, que el proyecto estaba todavía lejano.
·         En carta del  8 de noviembre le dice a Pepín Bello:
Mi libro creo que resultará bien. Está a medio hacer. Estos días he dado un empujón pero la ¡crítica! me mata. Me dejaré cortar una oreja si bien o mal no le saco este invierno.
Pepín Bello y Alberti en 1927
A mediados de 1928 Buñuel se encuentra en una especie de parón. Sus relaciones con Epstein se han roto y su proyecto de hacer una película con Ramón Gómez de la Serna no prosperan. A Pepín Bello le dice en una carta (21/3/1928): En fin, aquí me tienes en mi cuarto “sin saber qué hacer”. Por lo que sabemos Polismos se encuentra en la misma situación. Será Dalí el que la ayudará a salir, cuando juntos elaboren el guión de lo que será su primera película: Un perro andaluz.
·         En enero de 1929 le dice a José Bello: Mi libro en prensa te lo dedico a ti: he aquí uno de sus poemas en prosa. (En la Gaceta saldrán pronto unos cuantos.)[4] El título del poema que le envía es Mojigatería, que luego se llamará Palacio de Hielo.
·         El 10 de febrero de 1929 escribe a Pepín Bello, y le insiste de nuevo en que el libro está en prensa y le aclara que el nuevo título del libro es El perro andaluz:
Mi libro está en prensa. Te lo dedico a ti, encabezándolo con lo del ateneista. Hay bastantes cosas que no conoces y aunque ligeramente demodées no están mal.
Esto es para romper el fuego. Luego voy a publicar cosas gordas. Con Dalí haré un libro en colaboración este verano en Cadaqués y contigo he de hacer otro en cuanto se presente la ocasión. El título de mi libro de ahora es El perro andaluz, que nos hizo mear de risa a Dalí y a mí cuando lo encontramos. He de advertir que no sale un perro en todo el libro. Pero queda muy bien y muy dócil. Además de risueño es idiota. Apenas salga, dentro de un mes aproximadamente, te enviaré un ejemplar. Lee uno de los poemas que allí publico:
¿Cuántos maristas caben en una pasarela? ¿Cuatro o cinco?
·         En carta del 17 del febrero le dice: dentro de 20 días saldrá el libro que te enviaré a vuelta de correo.
·         El 24 de junio  le escribe a Dalí para hablarle del lanzamiento de Un perro andaluz y le dice: A mediados de agosto estaré contigo. Planes todos y en especial
Libro
Revista
Revista en la que  Buñuel publicó algunos de su poemas
Y Film.
Lo que da a entender que sigue con la intención de publicar el libro.[5]
Pero no. No creo que Buñuel haya sido realista en el tema de la publicación de su libro. No tiene mucha lógica pensar que en febrero estuviera en prensa, que fuera a salir en marzo (20 días después) y que pasados 4 meses le diga que sigue con el proyecto del libro. Creo que Buñuel cuando empezó a trabajar con su película Un perro andaluz, no solo se quedó con el título previsto para el libro, cambiándole el artículo, sino que acabó con el proyecto del libro y con el Buñuel escritor.
Se desconoce la composición del libro. Existe la posibilidad de que con el comienzo de la Guerra Civil, la familia hiciera limpieza de su piso de Madrid, para evitar posibles represalias para la familia del realizador, y que se hayan perdido para siempre partes del mismo.
Agustín Sánchez Vidal,  incluye en su Obra literaria de Buñuel 10 poemas :
·         Me gustaría para mí.
·         Polisoir milagroso.
·         No me parece ni bien ni mal.
El ateneísta con la firma del autor
·         Al meternos en el lecho.
·         El arco iris y la cataplasma.
·         Redentora.
·         Bacanal.
·         Olor de santidad.
·         Palacio de hielo.
·         Pájaro de angustia.

Según señala Buñuel en su carta a Pepín Bello del 10 de febrero de 1929, el libro iría encadenado por El ateneísta, una de las escasas “composiciones” de Pepín Bello que vieron la luz: en el n. 31 de L' Amic de les Arts:
El ateneísta,
el ateneistae,
el aiteneistale,
el aiteineistaie...
Es una mezcla de marista y de erisio que me ha subyugado.

Aunque el libro no llegó a publicarse como tal, algunos poemas sí se dieron a conocer en revistas minoritarias:
·         Redentora. Publicado en "La Gaceta Literaria", nº 50, del 15/1/29
·         Bacanal. En "La Gaceta Literaria", nº 50, del 15/1/29
·         Olor de santidad. En "La Gaceta Literaria", nº 51, del 1/2/29
·         Palacio de hielo. En "Helix", nº 4, mayo de 1929
·         Pájaro de angustia. En "Helix", nº 4, mayo de 1929
Los poemas de El perro andaluz suelen utilizar un sistema asociativo subconsciente que giran en el vacio repetitivamente en tomo a determinadas obsesiones. Lingüística y rítmicamente se traduce en variantes encadenadas del estilo de las empleadas por Pepín Bello en el Ateneísta o Salvador Dalí en sus poemas (p. eje. los publicados en La Gaceta Literaria). Y no es raro que esa cadencia creada mediante el encadenado aludido sea rota bruscamente por la introducción de un elemento "exótico", a la manera de los anaglifos que se practicaban en la Residencia.[6]
Los poemas de Buñuel constituyen, junto con la obra poética de Juan Larrea los inicios del surrealismo en España. De haberse pu­blicado en su día (1927) hubiera supuesto una auténtica bomba por su inequívoca apuesta por un surrealismo sin concesiones. El libro es militantemente antilorquista y antijuanramoniano.[7]
Aunque el título del libro y de la película sea el mismo, no cabe decir, sin embargo, que el libro sea la fuente de la película. De lo que este libro nos habla, en realidad, son de sus lecturas, de sus nuevas influencias, de sus afinidades con Dalí, y en conjunto del estadio de su evolución hacia posicio­nes vanguardistas cada vez más radicales, que nos ayudan a definir la tesitura poética e ideológica des­de la que se gesta la película.
La escritura de los textos que iban a componer El perro andaluz es aproximadamente contemporá­nea de los Poemas en prosa de Lorca, como Nadadora sumergida y Suicidio en Alejandría, y de escritos de Dalí tan revolucionarios como Sant Sebastiá, La meya amiga i la platja y el Poema de las cositas, publicados todos ellos antes que los de Buñuel. Toda esta literatura comparte una temática marcadamente violenta que se hace eco a la que son sometidos el sentido y la lógica del lenguaje. Son textos enigmáticos, incongruentes, irracionales, difíciles de interpretar, que se asemejan bastante a la escritura automática. En este terreno la influencia decisiva en Buñuel no fue de Lorca –de quien le separaban planteamientos estéticos clara­mente divergentes— sino de Dalí y de los surrealistas franceses cuya lectura compartieron, en particular Benjamin Péret…[8]
Buñuel y Dalí en 1929
Aunque Buñuel negara que hubiera ninguna referencia a Federico García Lorca, lo cierto es que  “Buñuel, Dalí, Bello y otros amigos oriundos del norte, llamaban “perros andaluces” a los béticos de la Residencia, poetas simbolistas insensibles a la poesía revolucionaria de contenido social preconizada por Buñuel[9]...
Buñuel hace un esfuerzo en su poesía por desafiar, con las mismas armas creadoras de la vanguardia, la tendencia de ésta al colapso, a la entrega, al sometimiento. Y para ello trabaja sobre climas de inquietud antipoéticos…
La poesía de Luis Buñuel pone de manifiesto un problema fundamental: ¿dónde reside la belleza de una creación literaria? ¿Sólo en la forma? Quien pretenda estudiar a Buñuel rastreando los signos como única posibilidad de conseguir un goce estético corre el riesgo de hundirse en el fango del formalismo. Buñuel ataca la poesía "desde afuera", y aunque «técnicamente», hacia 1925-26, posee la misma calidad que los poetas posteriormente consagrados, todavía hay quienes no perdonan al genio de Calanda este sesgo desmitificador.
Todos los poetas españoles que se lanzan en 1929 a escribir desde la órbita del surrealismo excepto Larrea, otro gran ignorado en los manuales de historia literaria, desprecian las propuestas radicales de Buñuel y prefieren cultivar los aspectos más superficiales del nuevo lenguaje adquirido. El gongorismo vuelve a triunfar después de muerto.[10]


[1] Luis Buñuel: Obra literaria, Heraldo de Aragón, 1982
[2] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel escritor. Revista Turia, nº50, octubre 1999, pág. 158
[3] Javier Herrera: Polismos, Instituto Municipal del libro, Ayuntamiento de Málaga,
[4] Carta de Buñuel a José Bello desde París (enero 1929). En: Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin. Pág.: 184
[5] Ian Gibson: Luis Buñuel. La forja de un cineasta universal (1900-1938), Aguilar, 2013, pág. 345
[6] Luis Buñuel: Obra literaria, Heraldo de Aragón, 1982, pág. 265
[7] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel. Ed. J.C., 1984, Pág.: 53
[8] Antonio Monegal: Buñuel de la literatura al cine. En: Buñuel a imagen de la letra, Diputación de Córdoba, 2004, Pág. 20
[9] J. Francisco Aranda: Luis Buñuel. Lumen, 1975, Pág.:65
[10] Juan Carlos Ibáñez: Anotaciones a la lectura del poema: Palacio de hielo, de Luis Buñuel, Espéculo, revista literaria, nº 3, junio 1996.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las dos Conchitas de Ese oscuro objeto del deseo (1977)

Las Hurdes: ¿documental?, ¿manipulación?, ¿distorsión?, ¿panfleto?

Belle de jour, 1966