La mujer en el cine de Luis Buñuel ( II )

Continuando con el tema iniciado en el último post, amos a ver ahora algunas de las protagonistas más características del cine de Buñuel:

Mujeres devoradores de hombres/mujeres fatales:
*Susana (Susana): acaba siendo ese oscuro objeto del deseo que todos quieren poseer a toda costa. La hembra que conturba todo cuanto le rodea. La naturaleza salvaje hecha mujer. Es como si la irreprimible naturaleza, los instintos primarios, el viejo deseo de La edad de oro, derribara el orden artificioso y elaborado que representa la institución familiar.[12]
Susana: Susana
*Paloma (El Bruto) es el personaje femenino típico de la etapa mexicana de Buñuel: por medio del juego de su sexualidad controla el medio que la rodea. Aunque don Andrés, su amante, no satisface sus necesidades sexuales, sí satisface las de alimentación, vestido y alojamiento. En cambio, su relación con el Bruto, a quien considera de su propiedad, resulta puramente sexual. Cuando ve el peligro de perderlo, llega a determinar tanto el futuro de éste como el de don Andrés.
Por la forma como juega con su sexualidad, Paloma se relaciona […] la protagonista de Susana y con Raquel, de Subida al cielo. Con esta última se asimila también porque son lo opuesto al amor puro, limpio y convencional.[13]
*Raquel (Subida al cielo) es una mujer muy atractiva; desde el principio se propone seducir a Oliverio. Valiéndose del juego de su sexualidad, adquiere un dominio sobre sus actos, que se contraponen con el control que Oliverio ejerce sobre Albina, “esposa perfecta que ilusiona, pero no excita al marido, a diferencia de Raquel”.[14]
*Célestine (Diario de una camarera)Por primera vez, la heroína de Buñuel no es una paloma, temerosa a la vez que ansiosa por envilecerse. Por el contrario, es una delicada ave de rapiña, que persigue con frialdad a sus víctimas para lanzarse sobre ellas con garras de acero.[15]
Célestine es una de esas heroínas de Buñuel (otras son Séverine, Conchita, Susana) que toman la iniciativa y luchan por sacudirse las imposiciones de las identidades que dependen de la aprobación masculina. En las películas este objetivo nunca se logra por completo, pero la determinación a tomar la iniciativa se dramatiza a menudo  con gran intensidad.[16]
*Conchita (Ese oscuro objeto del deseo): el ataque de Conchita contra Mateo expresas la ira y frustración de la "mujer nueva" de los setenta no sólo ante la personalidad excéntrica de su maduro pretendiente, sino también contra todo su antifeminismo pasado de moda, tanto latente como manifiesto.
En las películas de Buñuel las mujeres son más a menudo víctimas que agentes de la ley patriarcal y, como tales, sus más prestas saboteadoras, al menos en potencia.[17]
Otros personajes del mismo tipo: Djin (La muerte en este jardín) e Inés Rojas (Los ambiciosos)

Personajes que evolucionan de mujer sumisa a mujer fatal/prostituta:
*Tristana (Tristanacomineza siendo una joven pura y obediente de don Lope y termina invirtiendo los papeles. En la película no se subraya la pérdida de la honra de la joven. Tristana se transforma en una mujer amargada, prematuramente envejecida, habitada por el rencor y el odio, que no duda en dejar morir, con todo refinamiento, a su marido agonizante.[18]
Se ha hablado en diferentes ocasiones sobre el feminismo en esta película: “El feminismo es vehiculizado mayormente por Tristana. Desea ser libre y trabajar, y no quiere casarse. La crítica tampoco ha manifestado una opinión unánime sobre el feminismo. Así, mientras que Mellen cree que Buñuel condena la victimización de la mujer por el patriarcado burgués, Higginbotham piensa que el creador aragonés es contradictorio en su retrato de la mujer...Hay una cierta indeterminación del significado. Quizá el hecho de que, por ejemplo, Tristana deje morir a don Lope inclina más la balanza hacia el lado de la liberación femenina.”[19]
Gloria: Él
*Séverine (Belle de jour): es la primera vez que Buñuel va tan lejos en el análisis de las inhibiciones femeninas. La trayectoria de Séverine es concebida de forma que presenta un cuadro exhaustivo de la feminidad: la infancia, la adolescencia, los terrores de la virginidad, la mujer casada, la menopausia (la criada del burdel) y para dejar claro que es de la mujer de la que se habla siempre, el director procura confundir el tiempo y el espacio por procedimientos familiares.[20]
Belle de jour sacudió las conciencias burguesas de su época y permitió, sobre todo, que la mujer se viera retratada a sí misma, detrás de la apacible imagen de ama de casa, como un ser con fantasías y deseos propios, en este caso, inconfesables. Sentimientos confusos terriblemente reprimidos y contrapuestos, silencio que la confronta y paraliza ante el desconocimiento de su propia capacidad trasgresora, dando al personaje central y a la película una complejidad y una dimensión inéditas, de gran trascendencia dramática.[21]
*Viridiana (Viridiana) La protagonista de la película puede incluirse en este grupo, ya que evoluciona desde una situación de pureza, hasta ofrecerse a su primo y formar parte, en su deseo de liberación, de un mènage à trois.

La mujer sumisa
Gloria (Él): En la película Gloria es sumisa hasta la desesperación, absolutamente pasiva ante la tragedia que está viviendo […] Gloria asume el masoquismo correspondiente: es una mujer totalmente sumisa y abnegada, hasta el punto de continuar al lado de su esposo después de que éste intenta matarla. El personaje es portador de las características tradicionales femeninas, el carácter amable, humano, maternal…[22]
Rosario (Una mujer sin amor): es el equivalente cinematográfico de la heroína mexicana típica de las revistas para mujeres, cuyos atributos son dependencia, inutilidad, humildad y pasividad.
Una mujer sin amor se resiste a los mecanismos regresivos del género y al final enfrenta a Rosario con las incongruencias y la confusión que dominan su vida.[23]

La niña-mujer
En Los olvidados Meche es el prototipo. Personaje seductor y atractivo
En El bruto, Meche es una joven virgen y buena, hija de don Carmelo
Evvie En La Joven,
En La muerte en este jardín, María, la joven hija de Castin

La madre

Rosario: Una mujer sin amor

En Los olvidados nos presenta una madre que nada tiene que ver con ese dechado de virtudes que es el prototipo del melodrama mexicano (abnegada, sumisa, protectora, asexuada): rechaza a su hijo, lo entrega a la policía, despliega todo su potencial erótico, sin caer en el personaje típico de la mala mujer.[24]
Carmen (Susana): La abnegada Carmen tampoco sale bien parada. Al sentirse perdedora, despechada, se transforma en un verdugo fiero y placentero. Con una fusta pega a Susana. En su cara  se dibuja, como en éxtasis, el placer de su salvaje acto.[25]
Rosario (Una mujer sin amor): La madre: a lo largo de la película Rosario parece un ejemplo de la madre mexicana, humilde, obediente, santa y abnegada, pero al final, Buñuel da un paso por delante de la novela y se rebela contra esa situación, poniendo a sus hijos en la disyuntiva de aceptarla como es o que se vayan. No renuncia a su pasado ni a su amor y prefiere quedarse sola con su recuerdo. La madre pasiva o autoritaria, y la mujer maternal están vistas con poca simpatía en el cine mexicano de Buñuel.[26]

La criada
Personaje secundario pero con una gran carga ideológica: la de Susana representa la voz de la conciencia, aunque sea a través de la superstición; en Tristana, la criada representa la lucha de la madre proletaria por proteger los intereses de su hijo [...] el mismo sentido detenta la criada del burdel en Belle de jour, que oculta a su hija adolescente de los extraños clientes…[27]
Ramona (Viridiana) y Saturna (Tristana) la figura del marido es sustituida por el amo.
Raquel: Subida al cielo
Termino el post con un comentario que evidencia la dificultad de colocarle una etiqueta a las películas de Buñuel: “A pesar de esta condición recurrente de femme fatale, tomando como referencia particularmente las ocho de las treinta y dos películas de su filmografía que toman sus títulos del protagonista femenino, cabe preguntarse si la imagen total de la mujer en el cine de Buñuel conlleva un mensaje revolucionario. Hay algunos críticos, entre ellos Beth Miller, que afirman que a pesar de la violencia contra la mujer, la carga de monstruosidad femenina y el final fatalista al que se enfrentan, la figura femenina en el director transmite inevitablemente el viejo mensaje revolucionario de que se necesitan cambios, rebelión y esperanza. Siempre con ambivalencia, podríamos afirmar que en Viridiana, Belle de jour y Tristana, Buñuel condena la victimización de las mujeres por parte de la burguesía patriarcal. Estas figuras constituyen productos de una sociedad y una cultura en la cual las mujeres han sufrido opresión durante cientos de años. […]
 No obstante, haciendo uso de la ambigüedad que caracteriza a Buñuel, no podemos convenir con esta idea en su totalidad, porque seguirían quedando cabos sueltos a la hora de interpretar aspectos del cine del director, como su mencionada posible misoginia, […] No se puede afirmar que Buñuel sencillamente aboga por la liberación feminista, pues a menudo condena a sus personajes femeninos como femmes fatales. La mujer termina siendo percibida como perversa; no importa la lucha en la que se embarca el hombre y la mujer buñuelesca. A pesar de que su discurso fílmico está constantemente permeado por una trasgresión del orden tradicional termina prevaleciendo el discurso patriarcal. […]
De hecho, resulta asombroso que la crítica feminista no haya atacado a Buñuel con más fuerza. Las aportaciones de críticos como Paul Mayersberg dan constancia de ello, a pesar de ser fuertemente criticado por otros que no concuerdan con el carácter masoquista de las mujeres buñuelescas […]La coexistencia de los arquetipos femeninos antitéticos donde la mujer es venerada como inmaculada o condenada como diabólica pudo haber sido el resultado del fuerte contexto católico aragonés que rodeaba al director. […]
Los personajes femeninos, al igual que el cine de Buñuel, se mueven en la dualidad, la contradicción y las imágenes artísticas capaces de reflejar una complejidad.”[28]

[12] Carlos Barbachano: Buñuel, Salvat, 1986, pág. 148
[13] Iván H. Ávila Dueñas: El cine mexicano de Luis Buñuel. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1994, pág. 111
[14] Iván H. Ávila Dueñas: El cine mexicano de Luis Buñuel. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1994, pág. 96
Paloma: El Bruto
[15] John Baxter: Luis Buñuel, Paidós, 1994, pág. 326
[16] Peter William Evans: Las películas de Luis Buñuel. Paidós, 1998, pág. 33
[17] Peter William Evans: Las películas de Luis Buñuel. Paidós, 1998, pág. 30
[18] Antonio Lara: Lectura de "Tristana", de Luis Buñuel, según la novela de Galdós. En: La imaginación en libertad. Universidad Complutense, 1981, pág. 210
[19] Aitor Bikandi-Mejias: Galaxia Textual: cine y literatura, Tristana (Galdós y Buñuel). Editorial Pliegos, 1997, pág. 113
[20] Marcel Oms: Don Luis Buñuel. Les Éditions du Cerf, 1985, pág. 136
[21] Diego López, en: Francisco Sánchez: Siglo Buñuel. Cineteca Nacional, 2000 pág. 268
[22] Teresa Rodríguez Hage: BuñuÉl, Ayuntamiento de San Cristóbal de la Laguna, 2001, pág. 143
[23] Peter William Evans: Las películas de Luis Buñuel. Paidós, 1998, pág. 71
[24] Gastón Lillo: Género y transgresión: El cine mexicano de Luis Buñuel. Co*Textes, nº 26, 1994, pág. 51
[25] Adolfo Bellido López: Susana, retrato de una familia ejemplar. En: Nickel Odeon, nº 13, invierno 1998, pág. 174
[26] Víctor Fuentes: Buñuel en México. Instituto de Estudios Turolenses, 1993, pág. 60
[27] Gonzalo Montón Muñoz: Las mujeres de Buñuel. En: Los olvidados: un homenaje a Buñuel, Ayuntamiento de Teruel, 2000, pág. 38
[28] Sara Muñoz: La construcción femenina en el discurso cinematográfico de Buñuel: la femme fatale, Hispanet Journal 2,  December 2009, pág. 20-22

Comentarios

  1. Destaco entre todas a la Raquel de Subida al Cielo. Su acoso a Oliverio hasta conseguir lo que quiere para después despreciarlo como algo ya usado me parece genial y muy adelantado a su tiempo.

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